Durante mucho tiempo, venimos escuchando a los “eruditos” hablar sobre lo que es el marketing, para qué sirve y cómo se implementa en las empresas con grandes ejemplos europeos de exitosas campañas de prestigiosas firmas multinacionales que parecen tener la varita mágica en cuanto a los recursos de marketing necesarios para llevar por delante el mercado, o en términos más profesionales, para anticipar las acciones de los consumidores adaptando sus productos/servicios a las necesidades analizadas por los estrategas del marketing.
Ahora, la gran cuestión en nuestro medio es - por supuesto hablamos de una nación subdesarrollada en términos de “profesionalismo marketero” - ¿Cómo se aplican las herramientas tan conocidas en el primer mundo a la idiosincrasia, al nivel económico e inclusive a nuestra cultura en Paraguay o algún país latino?
Con la simple definición de lo que el marketing es en los libros no nos basta, pero a razón de exponer nuestro punto de la manera más completa posible extraemos las siguientes:
Es el proceso de planear y ejecutar la concepción, precios, promoción y distribución de ideas, bienes y servicios para crear intercambios que satisfagan las metas individuales y de la empresa. (Lamb y otros, “Marketing”).
Es un proceso social y administrativo mediante el cual grupos e individuos obtienen lo que necesitan y desean a través de generar, ofrecer e intercambiar productos de valor con sus semejantes. (Kotler, “Dirección de Mercadotecnia”) .
Una gestión de análisis sistemático y permanente de las necesidades del mercado que desemboca en el desarrollo de conceptos de productos rentables, destinados a grupos de compradores específicos y que presentan cualidades distintivas que les diferencian de los competidores inmediatos, asegurando así al productor una ventaja competitiva defendible (Lambin, “Marketing Estratégico”).
Y como las definiciones que se mencionan anteriormente, podemos encontrar tantas como bibliografía exista acerca del marketing.
Pues bien, en éste punto, cualquier estudiante de nivel medio de la carrera de marketing está estupendamente, sabiendo que al analizar las tres definiciones de lo que para un humilde servidor son las eminencias en marketing académico, pueden “pasar” los exámenes de Operativo o de Estratégico. Pero, y aquí quiero hacer un énfasis en el PERO, ¿cuántos profesionales de marketing puede arrojar el simple hecho de analizar palabra por palabra de la definición, el conocer lo que es un análisis FODA, en conocer parafraseando la mezcla de marketing o las famosas cuatro “P” y contener en el cerebro aunque sea la mitad de las definiciones de los fundamentos del “Marketing”, nuestro infravalorado “Marketing”?
Este cuestionamiento, lo dejo a la suerte de que alguien pueda comentar su parecer y podamos elaborar una secuela de éste artículo, que aclarando, es simplemente el parecer de un alumno de Marketing de la República del Paraguay que se pregunta: Por qué no podremos establecer nuestros propios argumentos con respecto al marketing? Por qué no podremos discutir o discrepar las alusiones de otros profesionales? Por qué no pensamos en ser más y superarnos – y esto es un llamado a todos los rubros y profesiones – en las actividades que realizamos?
Y para concluir, quisiera dejar a cargo de los críticos – que estoy seguro voy a tener – un artículo publicado en la internet por Rafael Muñiz, Director General de RMG & Asociados, quien plantea las ventajas y necesidades de la estrategia en las acciones de marketing, incidiendo en errores comunes de muchos empresarios a la hora de funcionar de modo compulsivo y sin control. La idea es que podamos comentar lo que otros profesionales nacionales o no puedan aportar a nuestros conocimientos en Marketing. Este artículo reza lo siguiente:
¿Realmente sabemos lo que es el Marketing?
En multitud de ocasiones me pongo a reflexionar sobre el papel tan importante que el marketing estratégico juega en las empresas. Son esos momentos en los que no puedo evitar hacerme la siguiente pregunta: ¿realmente se sabe lo qué es el marketing? Mi respuesta, si me atengo a los hechos, es no. Y es que, no solamente la mayoría de las empresas en nuestro país no hacen marketing estratégico, sino que, a lo largo de mi dilatada experiencia profesional, he tenido que escuchar como, de manera fácil y a veces inconsciente, se critica el Marketing sin conocer muy bien qué se cuestiona. Es decir, se habla de las “argucias” del Marketing sin conocer su verdadero y profundo significado.
Un Plan de Marketing Estratégico no es, por mucho que algunos se empeñen en decir, un conjunto de acciones puntuales de ventas, publicidad o promoción. Es mucho más que eso. El Marketing es un conjunto de herramientas de trabajo cuyo objetivo es descubrir lo que necesita el mercado y actuar en consecuencia, marcando los cimientos de una relación beneficiosa y satisfactoria a corto, medio y largo plazo. En líneas generales, podemos decir que su objetivo es marcar el camino para un trabajo duro y consistente. Un trabajo que, dada la dinámica del mercado, en el que continuamente cambian las necesidades y deseos de las personas, tiene que ser constante en el tiempo. Sólo así se podrán dar respuestas satisfactorias a las demandas del mercado en cada momento.
Ante esta realidad sólo nos queda esperar que, además de ser constante, sea cada vez más habitual en las empresas. Lamentablemente, el Marketing Estratégico ha sido siempre en nuestro país el gran desconocido y rara vez se ha aplicado de forma global y estratégica. Creo, sinceramente, que la globalización de los mercados a la que estamos asistiendo en los últimos tiempos es una excelente oportunidad para apostar, de una vez por todas, por el Marketing Estratégico.
Espero con este artículo haber puesto el dedo en la llaga y haber demostrado que el marketing estratégico es demasiado importante para manejarlo con la frivolidad que se está usando. Y, por supuesto, haber demostrado que el Marketing nada tiene que ver con el arte adivinatorio y de la improvisación sino que, por el contrario, es producto de la lógica, el método y el esfuerzo.